Recuerdo la sensación de subirme a un carro tirado por la Gallarda y la Polvorina en el corral de la casa familiar. Recuerdo pedir a los mayores que me subieran en brazos para besar a las vacas (tengo que profundizar en esa necesidad de dar besos porque nunca he visto a nadie darlos como yo los daba jajajaja). Creo que yo rondaría los 2 años de edad pero son sensaciones e imágenes que llevo conmigo y que me reconfortan y me hacen feliz.
Quizá por eso cada último domingo antes de San Froilán voy a ver los carros. Miento, principalmente voy a ver los animales que tiran de los carros. El sonido de las ruedas y de los cascos sobre el asfalto o adoquines. Las campanillas. Los relinchos o mugidos. Todo eso me transporta al hogar de mi corazón.
Aquí tenéis una pequeña muestra de lo que se ha vivido este año. San Froilán es ante todo colorido. Sin embargo, me he atrevido a hacerlo todo en blanco y negro (adoro el BN).
precioso de verdad Maria Eden haces poesía con las fotos que mas puedo decirte?
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos.
ResponderEliminarMuchas gracias, Carlos.
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